En el contexto actual, quienes argumentan que no deberían incrementarse los derechos de exportación a manufacturas de origen industrial porque se trata de un mal impuesto, muy distorsivo, con sesgo anti-exportador, pierden el tiempo. No porque no sea correcto, sino porque el Gobierno nacional ya lo sabe. No está proponiendo incrementarlos porque crea que se trata de un buen tributo; lo hace porque necesita recaudar. El argumento es, entonces, correcto pero inconducente.

Tampoco sirven argumentos del tipo ‘nuestro margen es muy pequeño y, entonces, un derecho de exportación del 15% nos deja en terreno negativo’, porque dejan afuera el efecto de la depreciación cambiaria. Concretamente, ningún ministro de Economía aceptaría argumentos de ese tipo luego de haber duplicado el tipo de cambio oficial. Otro argumento inconducente (y, a diferencia del anterior, además, incorrecto).

La discusión entre el sector empresario, planteando que no puede exportar con derechos de exportación del 15%, y el Gobierno nacional, planteando que sí puede hacerlo, como consecuencia del margen que genera un tipo de cambio oficial duplicado, no se resuelve de esa manera, ya que no se trata de una cuestión opinable, sino numérica (ver exposición en Plenario de Comisiones del HCDN, link aquí).

Aquí es donde la metodología de ‘gemelos digitales’ permite resolver numéricamente la discusión (para detalles metodológicos, click aquí). Basados en modelos matemáticos del funcionamiento de procesos productivos como mecanizado de autopartes, refinería de aluminio, fundición de aluminio, estampado de autopartes, fabricación de conjuntos de escape, fabricación de tolvas y fabricación de cabezales maiceros, los gemelos digitales, tomando como referencia los valores a noviembre de 2023, y alimentándolos con los valores a enero, febrero y marzo de 2024 (incluyendo las actualizaciones salariales, el nuevo tipo de cambio oficial corriendo al ritmo del crawling-peg anunciado por el BCRA, la nueva alícuota de impuesto PAIS y la alícuota propuesta de derechos de exportación), muestran que los márgenes son negativos (ver documento de trabajo aquí). Crecientemente negativos por la combinación de tipo de cambio oficial subiendo al 2% mensual y salarios subiendo al 20/25% mensual.

Es importante comprender por qué el equipo económico consideró que podría financiarse con derechos de exportación, y el análisis a través de los gemelos digitales muestra que no es posible. 

Yendo a un extremo, en un proceso productivo sin costos dolarizados, una duplicación del tipo de cambio oficial reduce a la mitad el costo en dólares (inicialmente, porque luego el costo en dólares aumenta a medida que la suba del tipo de cambio va trasladándose a precios internos y, en consecuencia, a salarios), haciendo factible un derecho de exportación que apropie, para el Estado, parte del margen extra obtenido.

En otro extremo, en un proceso productivo con alta participación de costos dolarizados, la reducción de costos en dólares es menor, tanto menor cuanto mayor sea dicha participación. Por ejemplo, como ocurre en procesos industriales metalmecánicos, si materias primas, componentes, consumibles, insumos y equipamiento tienen precios dolarizados y participan en un 60% en el costo total, una duplicación del tipo de cambio oficial ya no reduce el costo en dólares, como en el ejemplo anterior, a la mitad, sino sólo en un 20%.

De esta manera, a primera vista, puede parecer razonable que, luego de duplicar el tipo de cambio oficial, exista margen para gravar con 15% de derechos de exportación. Haciendo los números, con un alto porcentaje de costos ‘inmunes’ a la depreciación cambiaria, considerando los fuertes incrementos de costos en pesos durante el primer trimestre del año, es fácil ver cómo los márgenes en la exportación de manufacturas de origen industrial se hacen negativos muy rápidamente, haciendo inviable esas exportaciones y, por lo tanto, las previsiones de recaudación.

Por eso es conveniente explorar alternativas para que el Gobierno nacional obtenga los recursos que necesita para eliminar el déficit fiscal (como se propone aquí).